Por Willard Manrique – Gerente General de Crosland
Por muchos años las tiendas de conveniencia de los grifos se resistieron a independizarse del negocio de combustibles pues no resultaban rentables por sí solas. Hoy son estas mismas las que han obtenido una importante penetración en la capital durante el último año. Estamos hablando de un 21 % en Lima Centro y 11 % en el Cono Norte, según el último estudio de Kantar Worldpanel.
Si bien dentro de la región el Perú es uno de los países con menor participación del canal moderno en el sector retail, ya sea por supermercados, tiendas de descuento y de conveniencia; esta última proyecta un importante crecimiento para el 2019, más aún con la llegada de competidores como Oxxo.
Es ahí cuando nacen las interrogantes que buscamos resolver: ¿Con quiénes compiten? ¿Cómo logran subsistir en el mercado actual? Pues, este crecimiento repentino de un formato al que pocos años atrás se veía desaparecer, causa mucha expectativa en el mercado moderno retail y resulta importante analizar cada una de las variables antes de realizar una proyección.
Cada vez son más los grupos empresariales que están apostando por desarrollar este tipo de tiendas en formatos dentro de grifos y/o “puerta a calle” (stand alone). Estos nuevos formatos brindan cercanía, mejor exhibición y una mejor experiencia del cliente, es decir, una compra de mayor “conveniencia”. La experiencia actual ha incorporado “el pan con camote + emoliente” rompiendo el paradigma “mini market” que percibíamos hace unos años en las pocas tiendas existentes.
Analizando otras realidades, la cadena “7 Eleven”, de origen japonés con presencia en Estados Unidos y diversos países de Europa y Asia, considerada el mayor exponente de las tiendas por conveniencia, tuvo una rápida e importante expansión al asociarse con bodegas de diversas localidades. Esta franquicia que propone a los “bodegueros” convertirse en comisionistas calificados según ubicaciones estratégicas, ha obtenido resultados que han sido reconocidos a nivel mundial por conseguir la preferencia del consumidor en sus zonas de influencia y evitar competir con las bodegas para volverse sus socios estratégicos.
A diferencia de las bodegas, las tiendas de conveniencia deben solventar costos logísticos, pagar impuestos, alquileres, servicios generales (limpieza, luz, agua, arbitrios, etc.), seguros y mantener personal en planilla, entre otros. A su favor solo parece jugar el alto poder de negociación con proveedores por los volúmenes que compra. En el otro extremo, están las bodegas que, generalmente, son pequeños negocios familiares que no poseen los costos fijos anteriormente mencionados; pero sí carecen de poder de negociación con sus proveedores por su atomización y bajo volumen de compra individual.
Presenciamos una batalla entre el canal tradicional y un nuevo formato de canal moderno. El crecimiento en puntos de venta es lo que sustentará este modelo de negocio. Solo con mayores volúmenes, las nuevas tiendas de conveniencia alcanzarán el punto de equilibrio. Dado que hay muchas empresas apostando por este nuevo modelo de negocio, es posible que en un futuro próximo presenciemos una consolidación similar a la ocurrida con las cadenas de farmacias en el país, durante los últimos años.
El desarrollo de este tipo de canal recién comienza y aún no tiene desenlace previsto. ¿Desplazará a las bodegas (como pasó con las farmacias de barrio) o erosionará las ventas de los supermercados?