Marco Ríos, Catedrático de Carreras de Marketing y Negocios Internacionales
El mundo está evolucionando a un ritmo frenético y esa irrefutable realidad arrastra consigo innumerables desarrollos en numerables pero múltiples campos, entre ellos, sin duda, el marketing. Hace ya algunos años hemos sido testigos de una avalancha de nuevos términos y teorías que hacen que las ediciones de los libros más tradicionales se actualicen cada vez con mayor frecuencia o que simplemente aparezcan nuevos textos, nuevas guías para orientar la disciplina del marketing y brindar herramientas para no quedarnos atrás, en cola, en donde ya no se consigue captar clientes.
El marketing de contenidos es uno de esos nuevos términos que hoy en día desarrollan eficientemente las empresas más destacadas del mundo y, en forma insipiente o por instinto, los empíricos. Ahora, ¿De qué se trata el marketing de contenidos? ¿Cómo ayuda a las empresas? o ¿Qué pasos se deben tomar para implementarse y adaptarse a las estrategias de marketing de las empresas?
Básicamente se trata de aquellas estrategias de marketing enfocadas en generar contenidos atractivos, divertidos, interesantes, y disruptivos que generen reacciones en el público objetivo; ciencia mediante, positivas, de interés, fidelidad o de compra. Como ya muchos saben el marketing ya se encuentra alejado de aquellos años en donde el producto era el rey y procurábamos convencer a los clientes que nos compren (marketing 1.0); estamos en una época en donde el poder ha cambiado de manos y reside ahora en el cliente, ese consumidor que dirá si, compro, cuando el bien o el servicio no sólo satisfagan su necesidad (eso está implícito) sino que también sean socialmente responsables y creen historias, de esas a las que uno se queda pegado o con los que te sientes parcial o plenamente identificado.
El objetivo del marketing de contenidos es atraer a nuevos clientes y, en ese proceso, lograr que un % cada vez mayor de ellos opten por adquirir los bienes o servicios que se ofertan. Para ello resulta imprescindible utilizar múltiples canales de difusión, desde tradicionales hasta digitales. Tomando en consideración los hábitos de vida de los Millennials, el mecanismo digital se torna neurálgico, pues es a través de los dispositivos móviles (smartphones, phablets, tablets, etc) como las nuevas generaciones absorben contenido y convierten el interés en acción concreta de compra. Para ello muchas empresas han desarrollado por sí mismas, o, a través de la tercerización del manejo de redes sociales, contenido en las páginas más concurridas por los internautas.
Los beneficios del enfoque y uso del marketing de contenidos son innegables. Ayuda, por un lado, a mejorar la reputación de la organización. Esto a su vez genera mayor fidelidad y logra que los clientes actuales y potenciales sigan dichos contenidos e ingresen con mayor frecuencia a los portales web de la empresa. De esa manera, los clientes actuales solidifican su relación con la empresa e incrementan su promedio de compras y, por otro lado, los clientes potenciales se convierten en actuales al momento que materializan su agrado en adquisiciones reales.