Por Brigitte Seumenicht – Fundadora y Directora de MERKATUA. Especialista en Marketing, Creatividad e Innovación
Hablar de innovación siempre es apasionante, ver como las ideas comienzan a tomar forma y se transforman en un producto, servicio, proceso o metodología que agrega valor al cliente, consumidor o usuario es todo un reto, pero a la vez es una gran oportunidad para toda organización que busque estar a la vanguardia, diferenciarse, posicionarse y adquirir una ventaja competitiva.
La innovación es la transformación de una idea en un producto vendible, nuevo o mejorado; en un proceso operativo en la organización, o en una nueva metodología para la organización social.
Algunas organizaciones le temen a la innovación, la ven un tanto inalcanzable, demasiado riesgosa, a la que hay que invertirle gran cantidad de recursos, difícil de implementar, complicada en cuanto a seguimiento y orden. Sin lugar a duda, los argumentos para huir del tema de la innovación son muchos cuando curiosamente, ha sido algo con lo que hemos vivido desde el surgimiento de la humanidad.
La innovación no debe ser una moda en las organizaciones, no es algo puntual ni es responsabilidad de un departamento, tampoco es solo tecnología ni es exclusiva de algunos cuantos, todo lo contrario, es maravillosamente inherente al ser humano.
Innovación Disruptiva
En muchos casos las organizaciones buscan en la innovación el hilo negro, la idea ganadora, lo disruptivo y radical. Precisamente la innovación disruptiva es aquella que genera algo que no se conocía antes, un cambio revolucionario y nuevo, la creación de una categoría inexistente. Como ejemplo podemos hablar de las impresoras, el internet, el teléfono celular, la nanotecnología, los rayos x, Facebook, Uber, Netflix, Skype.
Es interesante como en el caso de Skype podría haber sido incomprensible el aceptar un modelo de negocio en donde la propuesta era poderte comunicar sin un teléfono, sin pagar, aceptando que no siempre tendrías buena señal ¿cierto? Un modelo que rompió el molde de lo tradicional a través de una propuesta meramente disruptiva. Si bien, este es el sueño de todas las organizaciones, lograr un idea radical y disruptiva, muchas de ellas al no lograrlo y no ver resultados, claudican en el seguimiento e implementación de una cultura de innovación empresarial.
Innovación Incremental
En el caso de innovación incremental se añaden mejoras a lo ya existente. Es decir, se hacen cambios o modificaciones que añaden valor al cliente o consumidor. En este sentido, todas las organizaciones pueden apostar por proyectos de innovación incremental, no solo en sus productos o servicios, sino también en sus procesos, metodologías, sistemas, etc.
Algunos ejemplos de innovación incremental son: las maletas a las que se les añadieron rueditas para que pudieran transportarse más fácilmente, en lo relativo a deportes podemos ver muchas innovaciones incrementales en trajes de baño, bicicletas, calzado para correr incluso en los balones de futbol. O sencillamente el hecho de que en una empresa se optimicen los procesos, se mejore la comunicación interna o se desarrollen nuevas metodologías para planes estratégicos, ya podría considerarse como innovación incremental si tiene un impacto de valor en el usuario.
Apostar a la innovación hoy en día es fundamental, crear espacios y plataformas en donde la gente en las organizaciones se anime a generar ideas, dar soluciones y buscar oportunidades es un factor clave para hacer sostenible la empresa a futuro.
Ken Robinson dice “La forma más elevada de inteligencia consiste en pensar de manera creativa”. Yo digo que la innovación es una actitud que todos en la organización deben de asumir para lograr cambios disruptivos e incrementales, lo que vale es lo que empieza a suceder al interior de la persona y su gran aporte creativo e innovador para la organización.