El desencanto de los influencers

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Por Camila Gonzalez – experta en marketing

No es nuevo que cada día las marcas se estén desencantando más de los influencers. Hace un par de años eran muchas las que centraban su estrategia digital en los miles de seguidores que tenía cada personaje.

Lo que pesaba eran las cifras de seguidores, ahí se cifraban ciertamente los ceros de las cifras a la hora de pagar. Pero hoy cada vez las áreas de mercadotecnia y las agencias están saturadas de propuestas y solicitudes de estas “pequeñas y grandes” celebridades.

Un ejemplo de esto lo evidencia lo que está pasando en una firma de marketing de contenido en el Reino Unido. Pues este año, ninguno de los diez mil negocios y compañías tomó la decisión de firmar contrato con los más de diez mil influencers bien posicionados en ese país.

Sin duda, una de las razones principales de la caída en picada de los influencers como opción, es que no se puede medir su verdadero impacto en las ventas. Y también el asunto de los bots, la compra de seguidores reales o fantasma, que sigue en aumento.
 
La industria no logra aterrizar las cifras para ver un retorno de inversión tangible y muchas organizaciones están cortando este rubro de la publicidad por sentir un velo de engaño en la dinámica.
 

Es que, por supuesto, no se trata de la cantidad de seguidores, sino más bien de la calidad de la relación con los mismos y de la retroalimentación que se establece. Se busca honestidad en esas interacciones y dinámicas de compromiso orgánicas, que muchas veces son simuladas, que puedan reflejar impactos reales en los consumidores o en los ‘opinadores’, que ya casi son lo mismo.

En este sentido, Instagram sigue en su labor diaria de bloquear millones de cuentas falsas y de analizar las veracidad de las relaciones entre las compañías y los influencers. Por su parte, Twitter acaba de implementar una nueva medida para eliminar cuentas bloqueadas de los conteos de seguidores en todo el mundo.

Esta gran red social ha difundido en los medios que la mayoría de los usuarios va a ver disminuida su lista de seguidores, en menor o mayor medida.

Ha sido intensiva su misión de bloquear cuentas cuando observan cambios en sus conductas y no hay una validación para confirmar la identidad de quien las lleva. Esos cambios pueden consistir en la generación de un número grande de respuestas o menciones, tuitear ligas erróneas y que una cuenta bloqueo de una sola vez a una buena cantidad de usuarios.

Las redes con los anteojos sobre la trampa y el engaño, siempre posible, ya con dinámicas establecidas y manejos claros que perduran. Mientras tanto el negocio de los influencers tambalea, no para los grandes, pero si para los pequeños empresarios de esta moderna y cómoda labor publicitaria de la ´digitalidad’.

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