Por Luis Felipe Calderón – Consultor en Cambio Organizacional y en Desarrollo Ejecutivo. Profesor Asociado ESAN
“Con amigos así ¿quién necesita enemigos?” dice una genial frase popular. Mientras tanto, en psicología, se dice que mientras vives defendiéndote de tus enemigos, probablemente tus seres queridos son los que más daño psicológico pueden haberte causado.
Según la lógica obvia, Abimael, Chávez, Mao y Stalin serían los peores enemigos del capitalismo. Pero si algo nos enseña la vejez/sabiduría es que siempre hay que desconfiar de lo lógico/obvio por más que esté frente a nuestras narices haciéndonos “chaito” con la mano y gritándonos “yuju” a todo pulmón.
Casi siempre esos alardes de obviedad de lo lógico/obvio son solo su astuta maniobra para distraernos de la verdad. Apartemos, con un golpe muy firme, eso lógico/obvio que obnubila nuestros ojos (y nuestro raciocinio) y descubriremos que la verdad está oculta justo allí, detrás, y que es lo opuesto a lo que creíamos; como por ejemplo, cuando descubrimos, luego de un larguísimo psicoanálisis, que quien parecía la víctima en nuestra familia es, en realidad, el victimario.
De empresarios a empresaurios
Alguien que se presenta como “empresario” (pero que aún no ha descubierto que es un “empresaurio” obsoleto) publica en un diario importante, ataques contra el Ministro de Agricultura. Esta persona nos previene de un inminente Sodoma y Gomorra si se pretende modificar las leyes que regulan la información que le brindan las empresas al consumidor. Nos señala que, prácticamente, se destruirá el capitalismo peruano por atrevernos a violar la ley básica del supuesto “libre mercado”. El asunto se vuelve espeluznante cuando un ministro de Estado y un viceministro se suman a estas falacias de los empresaurios.
El autor afirma que si cualquier empresaurio dice medias verdades o completas mentiras en las etiquetas o en la publicidad, eso es “libre mercado”. Y que todo intento de regularlo o ponerle límites es chavismo del más asqueroso y que quienes protegen al consumidor son terroristas enemigos del capitalismo.
Un artículo así sería inimaginable en Chile o Colombia y, menos aún, en Europa o Norteamérica. Allí, los alimentos tienen hace muchos años toda esa información y la publicidad engañosa es enérgicamente combatida por el Estado y los consumidores organizados. Si creyeramos el manifiesto falsamente procapitalista del mencionado empresaurio, la Inglaterra de Thatcher sería la peor encarnación de la Unión Soviética.
Nuestro amado país nunca dejará de ser una Republiqueta Bananera mientras haya gente bien instruida y en posiciones de poder que siga repitiendo que “libre mercado” es igual a “déjenme hacer lo que me dé la gana con el mercado”. ¡No! Eso no es capitalismo, eso se llama “Crony Capitalism” (traducible a algo así como “mercantilismo para tus amigotes”) y es el peor cáncer que detiene el desarrollo -capitalista- de nuestro país.
Si algo es inherente al capitalismo y al cuasi-libre mercado es la existencia de organismos reguladores y formas de autodefensa de los stakeholders más débiles. ¿La razón? Donde haya asimetría de información y asimetría de poder de negociación, jamás habrá nada cercano al libre mercado. De hecho, el “libre mercado” nunca ha existido ni existirá jamás, es solo una fantasía que es usada por abusones para maltratar a su gusto.
En todo país capitalista el Estado tiene organismos reguladores. En tanto, los consumidores y empresarios más débiles tienen organizaciones de autodefensa para tratar de emparejar la cancha dado que los productores más fuertes siempre tenderán a usar y -también- a abusar de su posición de dominio. Gritar que el partido debe jugarse sin árbitro es solo pretender que quien tiene poder y juega sucio, siempre gane. Y pretender que el más débil se calle es exigirle que se someta a cualquier abuso y, todo esto, señoras y señores no es capitalismo ni “libre mercado”.