El poder de las marcas como nuevas religiones

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Por Antoni Morillas (España), Fundador de MORILLAS Branding Agency

¿Han reemplazado las marcas a los símbolos sagrados? Con respecto a creencias, rituales e iconografía, parece que sí.

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Una señora busca desesperadamente a un Genius en un Apple Store de Soho en Nueva York. No está sola. Una multitud quiere lo mismo: encontrar a un miembro del soporte tecnológico oficial de Apple. No parecen personas en una tienda de tecnología, sino fieles en busca de salvación o redención.

En otra planta del edificio, empieza a orar un converso sobre las bondades del nuevo iPhone en lo que, a todas luces, parece ser un sermón. Es definitivo: la tienda de Mac se ha convertido en un espacio de congregación, confesión, aprendizaje, queja e incluso epifanías. Exactamente igual que una iglesia.

¿Es esto una herejía? Según los expertos en neurociencia, no necesariamente. Teniendo en cuenta las lecturas de resonancias magnéticas cerebrales de un reciente estudio, los fanáticos de Apple experimentan reacciones parecidas en su interacción con los productos de la marca a los de una persona religiosa frente a una imagen iconográfica sagrada.

Apple, Samsung y Microsoft
Apple parece ser el precursor de una tendencia a escala mundial en la que las marcas tecnológicas se apropian del espacio religioso, especialmente las marcas de smartphones. Su inteligente acercamiento al consumidor pasa por utilizar valores anteriormente ocupados por las religiones organizadas: la lealtad, el compañerismo y la reverencia.

Un buen ejemplo de ello es Samsung. La marca coreana inauguró los espacios Samsung Galaxy Studios en Londres y Nueva York, con la intención de que sus seguidores tuvieran un lugar de congregación y pudieran compartir, aprender e interactuar con todo lo que rodea a su estrella: el smartphone Samsung Galaxy.

La imagen no puede ser más reveladora: los espacios de Samsung Galaxy Studios se han convertido en un hormiguero de clientes que van a reuniones en las que toman café y cargan sus smartphones. Como si de una reunión religiosa se tratara.

Por otro lado, tenemos a Microsoft. El gigante odiado por los fans de Mac por sus enormes diferencias en sistemas operativos y usabilidad con respecto a Apple, ha creado dos sectas definidas que son la antítesis una de otra.

Con el lanzamiento de la nueva tableta Microsoft Surface RT Tablet, Microsoft posiciona tiendas pop up por todo Estados Unidos, como una suerte de altares que diseminan su labor evangélica entre los fans del iPad, intentando convencerles para que abracen la fe verdadera.

¿Por qué?
Pero, ¿por qué las marcas de tecnología y las órdenes religiosas provocan el mismo tipo de reacciones? ¿Por qué se están convirtiendo las marcas en símbolos sagrados, llenando un espacio previamente ocupado por las religiones institucionalizadas? Según Sigmund Freud, la religión cumple el espacio para creer en algo, aquello que denomina “quid”. Karl Marx definió a las religiones como “el opio del pueblo”.

En definitiva, la religión ofrece llenar un vacío, dotar de un propósito, estimular una razón existencial. En ese sentido, los dispositivos tecnológicos se han convertido en espacios de salvación, que ofrecen un sentido de comunidad, un futuro esperanzador, exactamente igual que las religiones.

¿Irá en aumento?
Eso parece. A medida que crece el número de aplicaciones móviles y nuestra dependencia a los dispositivos portátiles, parece que “el quid” en relación a las marcas seguirá fortaleciéndose, dejando atrás a ese sentimiento aplicado a las religiones tradicionales.

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