Por Luis Carrillo Pinto, managing director de Live Media.
La clasificación de Perú al Mundial después de treinta y seis años generó una expectativa sin precedentes en los aficionados. Una euforia que se vivió desde las últimas fechas de las eliminatorias, con colas interminables para comprar entradas en los cajeros automáticos del BBVA Continental, empleados bancarios despedidos por dilatar la apertura de las agencias para hacerse de las entradas destinadas a sus clientes y sitios webs con servidores a punto de explotar ante los más de un millón doscientos mil peruanos que se registraron en los sitios web de Teleticket y luego de Joinnus para adquirir entradas para los partidos de repechaje ante Nueva Zelanda y el amistoso en Lima ante Escocia previo al Mundial Rusia 2018, respectivamente. Tickets que alcanzaron los 790 soles, uno de los precios más caros de la región. Ver a la selección peruana se convirtió en el espectáculo de entretenimiento en vivo más deseado por los peruanos y un espacio para toda la familia. Al mejor estilo de los conciertos de los Rolling Stones o de Paul Mc Cartney en Lima. Tener puesta la camiseta oficial blaquirroja era un “must” hasta el los trabajos y diversos almacenes colgaron más de una vez el cartelito de “agotado” ante la desbordante demanda.
El 16 de noviembre tras haber obtenido la clasificación luego de derrotar a Nueva Zelanda 2 a 0 en el Estadio Nacional comenzó a gestarse una burbuja que el día de hoy, a días de la final de Rusia 2018 merece un sincero análisis. Cerca de cincuenta mil peruanos viajaron al Mundial de Rusia para asistir a los tres partidos de la primera fase. Según datos de la FIFA, 38,544 peruanos esperaron la última fase de la venta de entradas para irse a Rusia, el 60% de ellos, lo hicieron desde nuestro país. De acuerdo a declaraciones de José Antonio Muñiz, gerente del Área de Medios de Pago y Financiamiento al Consumo del BCP, en los meses previos a la Copa del Mundo, 3 de cada 10 créditos personales estuvieron relacionados al Mundial. Cerca de 18 mil peruanos solicitaron préstamos personales de más de 25,000 soles para poder viajar a Rusia en los últimos seis meses. “Más o menos tres de cada 10 créditos se están yendo a algo relacionado al Mundial, en algunos casos el viaje soñado, en otros a comprar un televisor o hacer otros planes realidad”, explicó el ejecutivo del BCP en plena fiebre previa al Mundial.
El fanatismo de los peruanos hacia su selección en Rusia ha sido alabado en todo el mundo. Los videos en redes sociales con un mar de hinchas peruanos caminando rumbo a los estadios en las ciudades de Saransk, Ekaterimburgo y Sochi han sido emocionantes. Los fanáticos cantando a todo pulmón las estrofas de la amada canción “Contigo Perú”, el aliento incesante de los peruanos en las tribunas y el color de nuestra hinchada ha sido admirada por todo tipo de celebridades catalogándonos como la mejor hinchada del Mundial. Conversando con el periodista mexicano del diario El Economista de México, Eduardo Hernández, surgió la siguiente pregunta: “Que fanáticos que son los peruanos al fútbol. ¿Sus estadios deben estar siempre llenos en el torneo local, no? Tanta pasión debe descargarse todas las semanas en sus clubes”, me dijo. Esta pregunta cómo es obvio, derivó a otras preguntas. ¿Somos los peruanos realmente tan hinchas del fútbol o somos únicamente fanáticos de la selección? ¿Realmente las marcas que sólo han hablado de fútbol estos últimos 8 meses tienen un compromiso con el deporte peruano o han encontrado el momento ideal para subirse al coche? ¿Las cadenas deportivas internacionales han llegado para quedarse a impulsar el deporte peruano a todo nivel o únicamente han aprovechado la euforia? La realidad de la selección peruana y el torneo local es diametralmente opuesta: estadios vacíos con pésimos servicios para el fan y un espectáculo que no genera expectativa y no atrae a la familia, como consecuencia: patrocinadores que brillan por su ausencia.
De acuerdo a cifras de la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional la asistencia a los estadios han decrecido en un 40% respecto al 2017, por lo que la clasificación al Mundial no impactó positivamente y los clubes se encuentran en una de las peores crisis económicas de los últimos años. Ese mismo impacto han sufrido las audiencias de TV de los partidos del torneo local. La realidad económica de la Federación Peruana de Fútbol y la de los clubes, que son finalmente quienes nutren de jugadores a la selección, son mundos distintos que conviven en una misma galaxia. “Si los clubes no reciben un apoyo de la FPF para esta segunda parte del año y no flexibilizan sus requerimientos en el otorgamiento de las licencias, más de un club se va a ir a la quiebra. Los equipos no han recibido un sol de todo lo que ha ganado la selección”, me dijo off the record un dirigente de uno de los clubes más importantes del país.
La creación de la Liga de Fútbol Profesional a partir de 2019, gestionada ahora por la Federación Peruana de Fútbol tiene el gran reto de capitalizar esta desmedida pasión mostrada por los peruanos en el Mundial de Rusia por el fútbol y canalizarla a nuestro torneo local. Los millennials y centennilas peruanos prefieren contenidos del fútbol internacional, son incluso más hinchas del FC Barcelona y del Real Madrid que de equipos locales y disfrutan de nuevos contenidos digitales como los eSports (deportes electrónicos). En el mindset del fan está la idea que los partidos del torneo local son aburridos, con tribunas sin color y sin servicios básicos para el fan como estacionamientos, buena comida, baños limpios, tiendas con productos oficiales, etc. Cambiar esa perspectiva es un trabajo de mediano plazo y los clubes son las organizaciones responsables de implementar ese cambio urgente. La clasificación al Mundial de Rusia 2018 ha revitalizado la pasión de los peruanos hacia el fútbol. Ahora es momento de crear un espectáculo local capaz de capitalizar ese fanatismo antes de que la euforia se diluya por completo.
Fuente: Gestión