Por Susana Torralbo – publicista
Pero siendo honesta, he de admitir que este ataque de nostalgia gratuito no es sólo por lo que me muestra el espejo. ¡La culpa es de Netflix! Porque ¿quién se resiste a ver Stranger Things sin viajar en el tiempo? ¿Quién no se ha puesto un capítulo y se ha sentido un pipiolo inocente? ¿Quién no ha soñado con subir de nuevo su generoso y crecido pandero a la bici de la infancia? Y como no todo va a ser mirar al pasado, hoy quiero usar esta serie que tanto impacto ha causado en nuestros agitados corazones para contarte las 5 lecciones que aprendí viendo Stranger Things. ¡Empezamos!
1. El éxito caduca; sus fórmulas no
Cuando algo ha funcionado puede volver a hacerlo si sabemos dar con la fórmula que lo llevó al éxito. No se trata de copiar, se trata de tomar aquellos elementos que sabemos que funcionan y combinarlos sabiamente. ET, Los Goonies, Regreso al futuro… hay multitud de referencias de películas de nuestra infancia en esta serie y, sin embargo, el resultado es otro. No es una copia, pero mantiene todos esos elementos que tanto nos gustaron en su día.
2. Siempre hay una forma de comunicarse
Si un niño encerrado en un mundo paralelo es capaz de comunicarse usando unas luces de Navidad, ¿qué no puede hacer un pequeño negocio por muy diminuto que sea su presupuesto? No tendremos dinero para anunciarnos en el primetime de una cadena de televisión nacional, pero tenemos algo mucho mejor: nuestra creatividad. Con eso, no hay mensaje que no podamos comunicar.
3. Los amigos siempre te salvan
Y no sólo en la ficción. En la vida real, todo emprendedor necesita el apoyo de quienes le rodean. Es imposible llegar a un público amplio y lejano si antes no hemos conectado con los que tenemos más cerca. Por eso, cuando alguien me comenta que está iniciando un nuevo proyecto siempre le recomiendo 2 cosas:
1) que durante un tiempo se olvide de esos pequeños lujos.
2) que comunique a familiares y amigos que está emprendiendo y les pida encarecidamente que compartan y den difusión a cuanto publique en redes sociales. Darse a conocer sucede poco a poco y en círculos concéntricos, de modo que para llegar al círculo más amplio antes debes de pasar por el más pequeño y próximo.
4. Evocar sensaciones funciona
Cada vez que oigo Dolce y Gabbana sucede los mismo. Nunca falla. Da igual si la marea está baja, si la luna no está llena y si estoy en modo pureza y castidad. Un carrusel de imágenes libidinosas se atropellan en mi mente. Y ojo, que la culpa no es mía. Aquí el tinglado emocional es obra y gracia del creativo que pensó que era buena idea mostrar en un anuncio de la marca, a la primera de cambio y sin preguntarme el nombre, un bañador blanco más encogido que una pera seca y un torso pétreo y musculado hasta decir basta.
Volviendo al tema, que se me va la sesera y la pureza, está claro que si Stranger Things ha tenido tan buena acogida es porque por momentos nos ha hecho sentir niños de nuevo. Y es que asociar nuestro mensaje o nuestra marca con emociones es siempre una apuesta segura.
5. No hay idea mala sino público objetivo erróneo
¿Sabías que Stranger Things fue rechazada más de 20 veces por varias cadenas? Muchos querían alterar la idea original porque pensaban que era mejor orientarla plenamente hacia el público infantil. ¡Menos mal que no lo hicieron! Si hubieran hecho esto, las referencias a grandes mitos del cine de los 80 habrían pasado completamente inadvertidas y la serie habría sido un fracaso. Y es que más importante que tener una buena idea es saber a quién dirigirla.
Te he contado 5, pero que conste que tengo muchas más lecciones en la manga. Porque… ¿para qué voy a ver la tele un rato tranquila, espanzurrada en el sofá, tapándome el lomo con una mantita, cuando puedo analizarlo todo y no reposar la mente? Esto es algo que, sin duda, no hacía en los 80’s. La otra gran diferencia, se encuentra al final de mi espalda. Eso tampoco estaba ahí. ¡Ay, señor, qué tiempos aquellos!