Por Guillermo Nugent – sociólogo y profesor universitario.
Cuando usted despierta cada mañana, una de sus primeras acciones es, cual acto reflejo, revisar el smartphone. Lo volverá a hacer varias veces al día. Como mínimo, según diversos estudios, unas 80.
Entre las aplicaciones más visitadas por los usuarios están, cómo no, las redes sociales. Ese espacio virtual, en el que los usuarios cuentan su vida a través de fotos, videos y memes, también es usado para transmitir opiniones de todo tipo y esperar una respuesta. ¿Son las redes sociales las ágoras del presente?
¿Se ha democratizado? “No. Democratizar significaría que se ha generado un culto y respeto a la diversidad, pero lo que existe en realidad es una pluralidad que es respetada por algunos y violentamente rechazada por otros”.
Entre haters y trolls
Es común entrar al social media y encontrar discusiones sobre cualquier tema. Sin embargo, todo medio, llámese televisión o Internet, también permite la posibilidad de un uso perverso. Algunas de esas perversiones son los llamados “haters” y “trolls”, individuos que destilan su odio e insultos a otros por diversos motivos.
“El tema no es que la gente reniega, sino el clic. En las redes sociales, la inmediatez conspira contra el pensamiento. Algo te molesta, escribes y haces clic”.
“Cuando la comunicación era solo a través de libros, poner una rabieta por escrito sin elaborar no causaba interés. Si querías generar algo, necesitabas talento”.
Que vivamos una época donde la información es cada vez más veloz no significa que el razonamiento vaya al mismo ritmo. El pensamiento no se mide por velocidad, sino por maduración.
En el caso de los trolls, que en muchos casos son personas que se dedican a difamar a cambio de un pago, no expresan una opinión, sino solo están difundiendo una consigna hostil. Son sicarios mediáticos.
Guillermo Nugent
Fuente: Gestión