Uno de los principales cambios en marketing digital del año fue la percepción en torno a la publicidad en YouTube y los riesgos de trabajar con influencers. Es así que vimos cómo se derrumbaron las ideas de que los influencers son infalibles para las marcas.
El gran crecimiento de Youtube ha generado problemas de contenido. A mediados de este año, cientos de marcas, la mayoría del Reino Unido, realizaron un boicot contra la plataforma porque sus anuncios aparecieron en videos que promueven el racismo, la discriminación, el odio y la violencia.
Meses más tarde, quedó en evidencia una red de contenido dirigido a los niños a través de animaciones que promueve mensajes de violencia con historias perturbadoras. Muchos de estos videos son creados por bots.
En la segunda mitad del año, una investigación del Times descubrió que existen cerca de cien mil cuentas de depredadores sexuales que escriben comentarios de acoso en videos donde aparecen niñas y adolescentes en actividades como gimnasia o ejercicios.
Todo lo anterior demostró que YouTube no es un ecosistema tan seguro para las marcas como se creía a principios de este año. Y la compañía ha anunciado que está tomando acciones al respecto. Aunque la plataforma asegura que se han quitado más de 150 mil videos de extremismo violento y que los algoritmos detectan el 98% de este contenido.
En el caso de los influencers, el más sonado fue el de Pewdiepie, cuyo nombre real es Felix Arvid Ulf Kjellberg, quien estuvo en el centro del huracán luego de que compañías como Disney rompieron con él por comentarios antisemitas y alegoría nazi en sus videos.
El vlogger con más de 58 millones de seguidores en YouTube continuó haciendo chistes sobre el nazismo y decenas de marcas se alejaron de él. De hecho, por primera vez en varios años no apareció en el YouTube Rewind 2017.
A partir de este caso, las marcas y agencias han comenzado a tener mayor cautela a la hora de la elección de embajadores de marcas.
Sin duda, 2018 será un año de grandes retos para YouTube que deberá volver a ganar la confianza de los anunciantes y establecer mayores filtros, humanos y automatizados, en torno al contenido y comportamiento de los usuarios.
