El Centro Comercial Camino Real, ubicado en el corazón de San Isidro, junto con Plaza San Miguel, marcaron el inicio de la era de los centros comerciales en el Perú.
Entonces, ¿por qué se encuentra casi sin actividad si está en la mejor ubicación de la capital? Manuel Fazzio, productor de televisión con 12 años de experiencia en programa como “Zona de Impacto” y “Goles en Acción”, explica las razones por las que el centro comercial Camino Real se encuentra con un bajísimo nivel de actividad pese a estar ubicado en uno de los mejores lugares de Lima.
Para entender el estado comatoso de Camino Real hay que explicar primero cuál es el exitoso esquema de los centros comerciales líderes del 2019:
- Cuando tú te interesas por una tienda debes pagar un derecho de «llave en mano» que es como la matrícula del colegio.
- Toda implementación, decoración y publicidad debe ser aprobada por un comité central de marketing del centro comercial que, por contrato, te pueden mandar a cambiar todo sin lugar a reclamo.
- La empresa inmobiliaria del centro comercial termina siendo un arrendador de tiendas y a cada una de ellas les exige, aparte de la mensualidad pactada, un porcentaje de las ventas (entre 1 y 3%) para la inversion en las campañas de marketing, desarrolladas sin necesidad -obviamente- de consultar con los inquilinos aportantes.
Ahora bien, ¿cómo fue y es entonces el esquema de Camino Real?
Estratégicamente el esquema de los creadores tuvo una gran falla. Como fue el segundo centro comercial que se inauguraba en el Perú (después de Plaza San Miguel), todos los creadores involucrados se concentraron únicamente en el lanzamiento.
Nunca fue concebido para permitir un desarrollo en el tiempo, es más, el no haber dejado normas claras de marketing, constituyó el talón de Aquiles de este gigante.
A diferencia del modelo actual, Camino Real fue concebido como un mero negocio inmobiliario de venta de metros cuadrados de construcción comercial. No hay un dueño central que toma las decisiones.
Es decir, construyeron Camino Real, vendieron todas las tiendas y se fueron…Se fueron dejando en un limbo los deberes y derechos que debían existir entre los propietarios y los administradores de dicho Centro Comercial.
¿Qué ocurrió a partir de ahí?
Para cualquier decisión menuda, como pintar la fachada de un color o implementar un nuevo sistema de seguridad, se debía hacer una Asamblea de Propietarios en donde todos opinaban.
Poco a poco el entusiasmo inicial de los propietarios se fue diluyendo y así se encuentra en un estado de parálisis hasta el día de hoy.
Moraleja: Un centro comercial no es un negocio inmobiliario de compra-venta, es un negocio de alquiler, que necesita dirección, supervisión y control permanente. Fue esa errónea concepción inicial la que produjo esta inevitable crónica de una muerte anunciada.