“Al ocultar la visibilidad pública del número likes se eliminan la comparación de estos y el efecto presión social”, comentó Berta Pinilla, psiquiatra y terapeuta al diario El País.
«Uno de los problemas observados en los usuarios de estas redes, sobretodo en los adolescentes, es la ansiedad por recibir un número de ‘me gusta’ que muestren un reconocimiento a modo de escaparate social, o la decepción cuando no sucede del modo esperado. Es indudable que las imágenes publicadas tienen mucho efecto sobre sus consumidores, pudiendo transmitir sensaciones o estilos de vida dentro de una publicidad más o menos velada, ya sea de una marca, persona o producto. Pero no debemos obviar la potencia que tiene el número de seguidores o likes de las publicaciones, que generan una especie de aval social y llaman a una opinión positiva de forma automática, simplemente por su popularidad”, afirma la experta.
De acuerdo a Mando Liussi, CEO de Incúbame al mismo diario, la desaparición del ‘me gusta’ se debe más a “un cambio en el modelo de negocio de Instagram que a una preocupación por el bienestar. Aunque el usuario no pueda ver los likes del otro, si puede ver los suyos propios, además de los comentarios, que le sostiene la reputación.
Lo que coinciden los entrevistados por diario el País es que el modelo gane en seriedad y que establezcan parámetros de rendimiento efectivos que nada tienen que ver con la visibilidad de los ‘me gusta’.
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