San Valentín viene marcada por la irrupción, a lo grande, del chocolate. El chocolate está por todas partes y las cajas de bombones se convierten en el regalo perfecto que todo el mundo está intentando vender.
Aunque en los últimos años han aparecido nuevas tendencias en regalos y han intentado posicionarse nuevas cosas como el regalo perfecto, el chocolate sigue siendo un clásico absoluto.
Pero ¿qué es lo que unió al chocolate y al día de San Valentín de forma clara?
Como apuntan desde el Smithsonian, en parte fue una suerte de cruzamiento de caminos. El chocolate se estaba convirtiendo en algo muy popular en el momento en el que San Valentín se establecía en el calendario de fiestas maistream.
Las cajas de bombones se veían como el tipo de regalo que era aceptable entregar a una mujer. Es decir, entre todas las cosas prohibidas y todo lo que un hombre no podía hacer en su relación las mujeres, una caja de bombones no solo era correcto, sino que también era aceptable y una muestra de «buen gusto».
Y así entramos en el siglo XX, donde el chocolate es ya muy popular y llega a muchos consumidores y de forma incidental se asocia al amor y cuando San Valentín es ya una industria floreciente. Empiezan a aparecer ya en los años 20 emprendedores que hacen diseños especiales en forma de corazón para venderlos de forma específica en febrero.
Un packaging específico, una promesa repetida de forma consistentes en la publicidad durante décadas y una presencia constante han hecho el resto. Chocolate, amor y San Valentín van para siempre de la mano.
Fuente: Puro Marketing
