Atraer con bajos precios en un momento de crisis como el que se vive actualmente, ha puesto de moda el término low cost. Pero, el término se está desvirtuando. Ser baratos o hacer promociones no convierte a una empresa en una low cost real. Para que funcione y valga la pena desde un punto de vista empresarial, los beneficios son intocables. No solo es poner precios bajos para sacar stocks, o de reducir el margen de beneficio. El low cost tiene que ser tan rentable como el high cost.
Según explica Josep- Francesc Valls, autor del libro Fenómeno low cost. «Hay que hacer una reinvención del modelo de negocio. Un proceso de innovación total, para ajustar los costes y ofrecer mejores precios sin menoscabo de la calidad”.
El modelo que se impone ahora tiene poco que ver con el low cost de bajo nivel que han popularizado, se trata de ofrecer calidad a buen precio.
