El banner sigue siendo una parte importante en la publicidad. Su relativa simplicidad lo hace merecedor de una mirada más cercana de sus pros y sus contras.
Aunque hay algunas notables excepciones, el aviso en banner ha visto ya mejores días. A pesar de que fueron un hallazgo para el marketing, temas como la ceguera el banner, los ad-blockings y su pobre performance han llevado al ROI al terreno del cuestionamiento. Agreguen el hecho de que, según un estudio de Adobe, el 33% de los consumidores encuentran a los avisos de display totalmente intolerables, y todo eso diría que ya es tiempo de que la industria se aparte de ellos.
Después de todo, ¿qué pasaría si el banner no está totalmente destruido, sino sólo mal entendido?
- Dejar de lado los clicks: Los clicks cuentan una historia sobre la performance de los banners, pero en un mundo de clicks fraudulentos, ni es una historia completa ni la más útil. Atribuir el fracaso de una campaña es basados en la métrica, es limitante. Si queremos descubrir el valor real del banner digital, necesitamos desvincularlo de la proposición original del valor digital: la interactividad.
- A qué marcas le sirven mejor los banners: El banner hace su mejor trabajo al comienzo del embudo, sirviendo como un complemento de las iniciativas offline y online. La fuerza del banner es su sutileza, que lo hace más efectivo para las marcas mayores, que pueden afrontar el hecho de ser vistas y no oídas, al menos en ciertas circunstancias.
- Tiempo de romper los hábitos del banner: El éxito en el paisaje digital requiere que seamos rápidos de movimientos para testear, aprender y evolucionar en esos aprendizajes. Pero hemos permitido que el banner permanezca atrapado en la identidad que le fue asignada décadas atrás. El estancamiento está creando frustración en cada link en la cadena publicitaria: marcas, agencias y, especialmente, consumidores.
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