Las compañías empiezan a alejarse de una idea sobreexplotada y que ha dejado de ser atractiva para los consumidores.
Durante años se ha asociado el consumo de chocolate con felicidad. Su relación con la crisis económica y los momentos difíciles hacía que su mensaje optimista tuviera un especial encanto e interés por el que apostaban muchas marcas en sus productos. Sin embargo, la burbuja de la felicidad ha estallado. Y con ello, ha empezado el momento para separarse de este concepto.
Las tendencias de búsqueda han jugado un papel importante y, en la actualidad, el interés por el término felicidad ha disminuido notablemente. Hace unos años, sin embargo, el concepto se podía apreciar en puntos de venta de cualquier sector y cualquier nicho de mercado.
Por otro lado, las empresas han utilizado tanto este término, que han hecho que su significado inicial pierda sentido. «La felicidad se ha convertido en una palabra sobreutilizada en la cultura actual y contemporánea», decía un directivo de Coca Cola, una de las primeras marcas en utilizar este concepto, y también, una de las primeras en abandonarlo por su poca efectividad hoy.