Los foodies son los comensales que difunden los potajes de diversos restaurantes a partir de contenidos multimedia en plataformas digitales como Instagram. Esta tendencia a fotografiar los platos que ingerirán puede catapultar a un negocio a partir de las reacciones que el foodie emita en sus publicaciones.
El masivo uso de los smartphones invita a que el público experimente cambios. Algunos optan por fotografiar su día a día, lo cual incluye actividades como mostrar el outfit que visten, un paseo en el parque con las mascotas o detallar qué y dónde almorzarán. Resaltan en este grupo los millenials, quienes impulsados por los videos tasty (recetas cortas y sencillas) ahora exhiben los platos variados o suculentos de los restaurantes a los que acuden.
Esta tendencia se añade a los pilares del marketing gastronómico. Ya no solo importa el lugar, el orden, la limpieza y calidad de la comida, sino que para el lente de la cámara la comida debe verse atractiva, en buena proporción. Estos bloggers gastronómicos, indican a sus seguidores qué plato elegir, cuál no, qué bebidas y el presupuesto con el que se puede disfrutar del bocadillo.
Los restaurantes, en especial los locales, para innovar en las vías de alcance, deben contactar con los foodies para difundir sus servicios en las redes sociales. Una buena foto, un filtro que la distinga del resto, frases que inviten al usuario a probar su receta y la información del lugar, precios, pueden generar más ingresos que el método convencional.
