La inteligencia artificial se ha convertido en uno de esos avances tecnológicos que acaparan titulares y despierta la atención de los responsables de las compañías. Por otro lado, los máximos responsables de las empresas también se han obsesionado en los últimos tiempos con las emociones, convirtiéndose en un elemento crucial.
La inteligencia artificial llegó al calor de los últimos grandes desarrollos tecnológicos y se ha convertido en uno de esos elementos futuristas que están ya protagonizando el presente. Con ella un futuro con robots parece mucho más posible y más utilizable por las empresas.
Las emociones son las que generan vínculos mucho más sólidos entre las marcas y las empresas y sus clientes, funciona como una suerte de altavoz que permiten romper con la tendencia de que los consumidores tienden a ignorar los mensajes y hacer que se fijen en ellas.
Por ello, no sorprende descubrir que los dos elementos se están cruzando y que los ejecutivos están buscando cómo permitir que uno se apoye en el otro. Se habla de permitir que la inteligencia artificial ayude a desplegar emociones y a trabajar con ellas.
Según Warc, las compañías están empezando a experimentar con la inteligencia artificial a la hora de mostrar emociones y sus resultados empiezan a verse en sectores variados como la ropa deportiva, las aerolíneas o los bancos.
