Tanto utilizar y hablar de emociones ha hecho que los consumidores lleguen al hartazgo.
Cuando Kevin Rogers acuñó el concepto de lovemarks, explicó un concepto altamente innovador, que permitía comprender porque algunas marcas, productos y empresas establecían un vínculo mucho más duradero y efectivo con sus consumidores.
De esta forma, se empezó a demostrar que los vínculos emocionales eran mucho más sólidos en la relación entre los consumidores y las empresas, y que estos consumidores incluso buscaban a la marca. Y así esta idea se convirtió en viral, convirtiendo al corazón y los sentimientos en el elemento central.
Ahora este exceso de relación con las emociones por algunos ya es considera como quemada. Tanto utilizarlo y hablar de ellos no solo ha hecho que se llegue al punto del hartazgo, haciendo que se pierda el sentido y se desvirtúe. Tantos es así que compañías como Coca-Cola que utilizaba términos como felicidad empiecen a dejar de hacerlo.
Aún hay quienes dejan en claro que no tienen que amar tu producto, solo necesitarlo. Se trata de entregar un producto que se ajuste a sus valores, entregar un producto que valga con mejores tarifas y más funcionalidad.