El marketing con influencers se ha convertido en uno de los elementos de moda en los últimos años en una estrategia de marketing en redes sociales. Los influencers parecen la solución a todos los problemas de las marcas y de las empresas, el elemento que les permite llegar a las audiencias de un modo mucho más directo.
Por supuesto, a medida que el interés por los influencers iba en aumento, también lo iba el interés de los usuarios de redes sociales por convertirse en uno de ellos. Todo el mundo parecía de repente querer ser influencer y una parte muy importante de ellos parecía estar creyéndoselo.
Sin embargo, las compañías están viendo cómo a los consumidores sus mensajes les parecen cada vez menos relevantes, pero también se están viendo afectadas por el hecho de que las redes sociales y sus algoritmos estuviesen penalizando cada vez más los mensajes corporativos.
El gran fraude
Y no solo se produjo una especie de boom del influencer emergente, sino también un crecimiento de la trampa. Estaban quienes aseguraban ser influencers, sin serlo realmente, o quienes simplemente estaban intentando sacar tajada de un mercado en crecimiento.
Como demostró una agencia en un caso práctico, crear una cuenta de influencer falso no era nada complicado como tampoco lo era conseguir que las empresas se creyesen que ese perfil era absolutamente cierto.
Por tanto, el fraude en el marketing con influencers no está solo en los perfiles que buscan parecer más importantes de lo que son sino también en los que en realidad no son nada. Comprar seguidores y comprar engagement es muy fácil.
Pérdidas
Las estimaciones ya empiezan a poner cifras a lo que podría estar ocurriendo. Según un estudio de Captiv8, una agencia neoyorkina, el fraude de los falsos influencers está siendo ya un lastre millonario.
Las marcas están pagando ya más de 200 millones de dólares a perfiles en redes sociales para hacer campañas publicitarias que son en realidad un fake.
Sin embargo, su investigación ha detectado que el 11% de todas esas cuentas de influencers son en realidad perfiles falsos, lo que lleva a la cifra de más de 200 millones de dólares perdidos en campañas que no están llegando a ninguna audiencia.
Si se tiene en cuenta que la compañía trabajó con datos de 2017, se puede pronosticar que lo más probable es que en el 2018 que acaba de terminar (y para el que es lógico que aún no se tengan números totales de inversión) tanto la inversión en influencers como el despilfarro en cuentas falsas haya sido mayor.
En el mundo de la moda, que es el que está en peor situación en términos de fraude, se registra un fraude en actividad en el 14% de los casos.
El estudio también logró perfilar algunas bases para poder identificar a un falso influencer frente a uno verdadero. De entrada, que la cuenta tenga un reach que supere muchísimo a la media de su mercado debería resultar sospechoso.
También es un aviso a navegantes un engagement medio demasiado bajo, ya que demostraría que los seguidores no son reales. Sobre los seguidores, los perfiles que crecen de forma abrumadora de un día para otro (sin explicación clara) son también sospechosos.
Fuente: PuroMarketing