Se acerca el final del año y en estas fechas aumenta la presión sobre empresas y emprendedores para alcanzar o superar las metas comerciales. La fórmula ideal, una que permita obtener resultados diferentes e innovadores para vender más, mejor y rápido, aún no ha sido descubierta, y es el momento de pensar en un cambio de estrategia. Entonces, aparecen términos y conceptos como “innovación”, “metodologías ágiles” o “Design Thinking”.
“Innovar es mucho más que usar una metodología, implica un cambio de mentalidad radical. Tenemos que comenzar por trabajar con nuestros equipos, transformar la cultura de nuestra empresa para diseñar con ojos frescos. Debemos recoger las necesidades reales de nuestros usuarios y aterrizarlas en una ejecución impecable que nos permita medir resultados objetivamente”, añade Mirian Lau, CEO y cofundadora de Peppermint.
La pregunta es si el esfuerzo que implica la innovación realmente se traducirá en resultados concretos en mi negocio. Ante la duda, María Camino, cofundadora de Laboratorio de Innovación Peppermint, asegura que “invertir en innovación es absolutamente rentable si lo que se desea es crecer de forma acelerada, si se necesita lanzar un producto o servicio y si un negocio requiere salir de un atolladero”.
Cuando un equipo es demasiado tradicional y está lejos de innovar de manera eficiente, es clave contar con los laboratorios de innovación. En el Perú han aumentado en los últimos años como respuesta a una necesidad de las empresas. Hasta 30 Labs dentro de empresas o grupos privados.
En busca de los arquetipos
“La innovación -explica Mirian- comienza por la empatía, por acercarnos a nuestro consumidor. Buscamos pasar de hacer cosas para la gente, a crear cosas que la gente quiere, y en Peppermint el objetivo siempre es conocer a la persona como si fuera un amigo”. “¿Qué lo mueve?, ¿qué le gusta?, ¿qué detesta?, ¿qué necesita y qué desea?: al conocer a profundidad a varios usuarios, empezamos a encontrar patrones que definen los arquetipos de clientes”, sostiene por su parte María.
A partir de ese trabajo de conocimiento del usuario, se definen arquetipos que “son los perfiles de nuestros clientes. Los construimos a partir de muchas personas diferentes a las que conocemos, que comparten rasgos, tendencias y motivaciones; permiten, a su vez, ponerle un rostro, personalidad y vida a las personas para las que se está diseñando y crear así servicios diferenciales, de forma personalizada, pero a la vez con escala”, comenta Mirian.
Los cambios sociales impulsados por la tecnología han multiplicado los mercados. Por poner un ejemplo, quien vende viviendas hoy en día debe diseñar para el millennial, que busca un espacio pequeño, pero “a la moda”, para vivir con su enamorada; para el padre soltero que se queda con sus hijos los fines de semana; para personas de treinta años que comparten espacio con roomates; para el adulto mayor que quiere vivir cerca de sus hijos, a lo del nido vacío; para la familia “clásica” y otros perfiles.
Cada uno de estos ejemplos es un arquetipo, y si algo nos enseñan las metodologías de innovación es que no podemos imaginarnos a estos perfiles desde nuestro escritorio. Tenemos que salir a la calle, conocer a los clientes reales y, a partir de ahí, identificar arquetipos y diseñar para ellos.
Y tú, ¿ya sabe cuáles son los principales arquetipos de clientes en tu negocio?
SUSCRÍBETE a InfoMarketing y entérate de las últimas noticias sobre marketing y publicidad. Conoce más en el siguiente link: https://bit.ly/2LJxxjh