El videoarbitraje (VAR) se benefició de la emoción inicial durante su debut en la Copa del Mundo .
En lugar de vestir el uniforme de árbitros que simbólicamente utilizan al analizar las acciones y repeticiones en la crucial “Sala del VAR” de la FIFA , los encargados de analizar el video deberían de utilizar delantales.
El simple espectáculo del fútbol , 22 jugadores bajo la vista de un pequeño grupo de árbitros dentro del campo y cuyas decisiones, acertadas o equivocadas, tenían el mérito de ser fáciles de observar pierde su nitidez con los elementos confusos del VAR.
¿Por qué los árbitros utilizan la asistencia del video en ciertas situaciones y no en otras? Eso no está claro. ¿Qué es lo que les dicen los encargados del video en la sala de Moscú a los auriculares de los árbitros en el estadio? Eso también se desconoce, porque la FIFA no está difundiendo esos diálogos. Y ¿por qué, con árbitros y asistentes en la cancha, cuatro pares de ojos en el VAR, varias pantallas y repeticiones en cámara súper lenta a su disposición, se siguen tomando decisiones equivocadas? Tal vez menos, pero erróneas a fin de cuentas.
El VAR ha evitado algunas injusticias en el Mundial. En uno de los mejores ejemplos se encuentra el penal que el árbitro holandés Bjorn Kuipers otorgó a favor de Neymar ante Costa Rica, pero después acudió a revisar el video para determinar que el astro brasileño fingió la falta. Rara vez utilizado, el VAR no ha interrumpido tanto los encuentros como ocurre con la revisión de las repeticiones en el fútbol americano. Pero las breves pausas, en las que el árbitro consulta las pantallas a un costado de la cancha, parecen frenar la acción de deporte que antes era más fluido.
Cuando el VAR no ha dado en la tecla, al no señalarse faltas o usarse en forma intermitente, la sensación de que se ha cometido una injusticia se dispara debido a que la tecnología minimiza la tolerancia a los errores entre los jugadores, entrenadores y aficionados.
Carlos Queiroz, el experimentado entrenador portugués de Irán, tenía argumentos sólidos al quejarse furioso de una opaca toma de decisiones con el VAR, después de los errores en el empate 1-1 con Portugal, incluido un penal debatible para Cristiano Ronaldo y, de manera inexplicable, la decisión de no expulsarlo cuando propinó un codazo al rostro del zaguero iraní Morteza Pouraliganji.