En la actualidad el consumidor adquiere productos o servicios con algunos clics. En un primer momento, esta transacción virtual generaba temor y dudas, ante la posibilidad de ser estafados.
El comercio electrónico se ha arraigado en nuestras vidas y ha eliminado muchísimas barreras en el acceso al consumo. Se compra, por ejemplo, en tiendas online de países distantes y adquirimos productos que antes eran difíciles de encontrar tras una búsqueda en la red.
Esto ha llevado a las marcas a crear nuevos servicios y a adaptarse en la nueva competencia del mercado. Los clientes ahora exigen una variedad de productos, que esté en constante cambio y se adapte a sus horarios para ser obtenidos.
El comercio electrónico cambió la venta tradicional por un servicio que no distingue horarios ni ubicación para poder adquirir lo que el cliente desee. Esto también genera una oportunidad de empleo, pues algunas empresas empiezan a contratar personal que maneje sistemas digitales y pueda realizar el proceso de venta en línea.
Está en la marca adaptarse a las tendencias y dirigirse al ritmo del mercado para poder ejecutar estrategias que refuercen la imagen de la marca en el consumidor.
