¿Para qué se aplica la promoción de producto?

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Una buena promoción puede aumentar las ventas entre un 5% y un 15% y algunas claves que no se deben olvidar son elegir un incentivo adecuado, segmentar el público al que te diriges y combinar distintos tipos de promociones a lo largo del año.

Al desarrollarse durante un periodo limitado de tiempo (cuatro semanas habitualmente), es muy fácil calcular el incremento de ventas producido durante el mismo. Una buena promoción garantiza un incremento de las ventas en un plazo corto de tiempo, estimuladas por la ventaja añadida que se ofrece junto con el producto. Algunos objetivos concretos para los que se aplican son:

  • Lanzamiento o mejora de productos. Durante el lanzamiento se busca que prueben el nuevo producto el mayor número de consumidores posibles. 
  • Frenar las acciones de la competencia. Hay veces en que las empresas de nuestra competencia pueden desarrollar algunas acciones de marketing que pueden atraer a buena parte del público. 
  • La batalla en el canal de venta. En los últimos años, el autoservicio se ha impuesto a la tienda tradicional. Esto hace que ahora el consumidor se enfrente directamente al producto, sin intermediarios. 

Todas estas aplicaciones son de carácter táctico y puntual y se emplean para la solución de un problema concreto. Las promociones empiezan a concebirse desde una perspectiva estratégica. Se planifican en el plan anual de marketing de la empresa, con unos objetivos concretos y en sintonía con el posicionamiento que se busca para la marca. La promoción ofrece aquí un valor añadido.

Otra aplicación estratégica consigue en la búsqueda de nuevos consumidores. Así, por ejemplo, si nuestro producto es poco consumido por determinados segmentos (jóvenes, tercera edad, profesionales urbanos, etc.) podemos diseñar una promoción interesante para este segmento, con el objeto de incitarles a que lo prueben.

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